La historia de David y Goliat aplicada al fútbol es un paralelismo que ha existido desde hace muchos años. En algunos casos las comparativas entre dos clubes -de presupuesto altamente diferente- generan este tipo de situaciones. A veces se magnifica la diferencia de nivel para hacer más agradable el espectáculo para el espectador, pero en el partido que seguidamente trataremos, esta historia se puede aplicar a la perfección. Salir sin perder del Camp Nou es una empresa altamente complicada para cualquier conjunto; sin embargo, ofrecer un buen rendimiento en un contexto tan hostil hacia el rival es lo que consiguió el Alcoyano en el año 2008.
Es conocida la moral del Alcoyano en relación a sus remontadas. El fútbol está plagado de situaciones de superación personal; algunas son grandes gestas, como la remontada del Milán al Liverpool en la final de la Champions del 2004, pero otras aparecen en contextos mucho más nimios, como la historia de Ramón Colillas, exfutbolista barcelonés que aplicó este dicho para embolsarse uno de los premios más importantes de la historia del póker después de retirarse del fútbol profesional a causa de una lesión.
El Alcoyano hizo honor a esta idea que tiene intrínseca dentro de su ADN y consiguió remontar un 2-0 en contra en el marcador, luchando contra todo tipo de adversidades y consiguiendo un valioso empate. A pesar de ello, fue estéril de cara al resultado global ya que no logró superar la eliminatoria de Copa del Rey, pero resultó muy valioso de cara al caché de un equipo que llegó a competir en la máxima categoría del fútbol estatal. Cabe recordar que el club milita actualmente en Segunda B.
Para hablar de este partido, que tuvo lugar el 2 de enero del año 2008, hay que describir cómo se desarrolló el juego. El Barça presentó los siguientes jugadores: Oier, Víctor Sánchez, Thuram, Puyol, Sylvinho, Edmilson, Gudjohnsen, Deco, Ezquerro, Giovanni y Bojan. El Alcoyano, por su parte, colocó sobre el césped a Maestro, Barrena, Iturralde, Garrido, Carrión, Tasio, Sergio Mora, Barselleta, Molina, Diego Jiménez y Perona. La diferencia de nivel entre las dos entidades es obvia y el Barça terminó reservando a algunos de los jugadores más fuertes de su plantilla, como fue el caso de Ronaldinho, Henry y Messi, que presentaban molestias físicas, junto con Eto’o e Iniesta.
El partido comenzó muy favorable a los intereses azulgranas, que, tras acumular una renta de tres goles a favor en el partido de la ida, logró anotar dos más en el Camp Nou. Los materializó Ezquerro, jugador reserva del equipo catalán; el primero gracias a una acción donde la suerte jugó un papel trascendental, y el segundo gracias a una buena acción de Bojan. El partido parecía pues visto para sentencia, pero apareció un elemento que aportó un componente épico: la lluvia. El clima frío y húmedo propició que el ambiente en el estadio bajara en decibelios y que el equipo rival comenzara a sentirse más cómodo sobre el césped. El conjunto levantino empezó a desplegar su juego y logró estrenar su casillero en la eliminatoria, gracias a un lanzamiento de penalti que Perona materializó con éxito. La poca intensidad del Barça en el centro del campo y el excesivo individualismo de la delantera -huérfana de oportunidades y con hambre de demostrar su valor- condenó al equipo. Como todas las historias marcadas por el heroísmo, el Alcoyano consiguió anotar el segundo gol en el último instante del partido, concretamente en el minuto 89. Un centro que iba peinando el césped, ejecutado por Barrena, propició que Arnau empujara el balón con un golpeo cruzado. Éxtasis y felicidad. Y el partido habría terminado con la victoria del visitante si se hubiera alargado unos minutos más, pues el Alcoyano ya había conseguido lo más difícil: remontar un marcador adverso de 2 goles en un estadio con capacidad para 100.000 personas.
El nefasto partido del Barça en cada una de sus líneas, junto con la convicción y la valentía del Alcoyano, ayudaron a que un partido intrascendente y de trámite, entrara en los libros de historia del conjunto levantino. Un ejemplo de superación y valentía que vale la pena recordar cuando todo nos parece perdido.