CIERRE DE LA CALLE SAN BONAVENTURA
8 noviembre, 2013EL CD ALCOYANO EMPATA ANTE EL LEVANTE B
10 noviembre, 2013
ARTICULO DE OPINION DE JORDI SEDANO
¡Ojalá fuese alcoyano!. Lo de alcoyano, es por aquello de “les pelailles” que suelta una tras otra.
Las penúltimas “Peladillas” del Papa Francisco:
-Quiero una Iglesia pobre para los pobres-.-
-Insto a curas, monjas y obispos a pensar menos en sus carreras y escuchar más los gritos de los hambrientos de necesidades tanto materiales como espirituales
-La comida que se tira a la basura es el alimento que se roba al pobre.
-Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos con jeans y con zapatillas…
-La economía existe para servir al hombre.
-Nos preocupamos de los bancos mientras la gente se muere de hambre.
El Papa Francisco habla claro, -“quiero una Iglesia pobre para los pobres”- pero actúa también con contundencia. No quiere a su lado Obispos con prebendas ni palacetes millonarios y va limpiando. Y no parará. El aparato burocrático de la Iglesia y muchos cristianos llevamos tanto tiempo ceñidos al rito, que es lo fácil, que a algunos le parecen demasiado revolucionarias las palabras del Papa y excesiva su cercanía y humildad.
Algún obispo del entorno del Papa Francisco ha reconocido, abiertamente en una entrevista, que hay sectores de la Iglesia que se sienten amenazados por su forma de entender la misión de la Iglesia en nuestro tiempo. Y no me extraña. Él está, conscientemente, removiendo los cimientos de una Iglesia anquilosada, muy jerarquizada, con excesiva carga burocrático-doctrinal, alejada de la gente, y lo más grave, alejada del mensaje original de Jesús. Hablamos por supuesto de la Iglesia tecnócrata, elitista y acomodada, que no tiene nada que ver con la Iglesia de la monja o el cura cercano, que está a pie de calle con la gente y sus problemas, ni con la Iglesia misionera, que Ésa si que está siempre donde toca, dando testimonio y la vida por los demás. Hablando poco y trabajando mucho.
Jesús siempre fue al grano: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. ¿No es este un claro mensaje “radical de amor”?. Un mensaje tan difícil de cumplir como fácil de explicar. Hay lo que hay. El cristianismo, como mensaje, ¡es lo que es!, un mensaje de amor durísimo y directo, sin medias tintas ni tibieza alguna. Y quien lo predicó dio su vida por defenderlo y llevarlo a la práctica.
Y este mensaje radical y directo, Francisco nos lo refresca sin rodeos. Quiere “una Iglesia pobre para los pobres”. Como debe ser. Y esto son palabras mayores, porque conlleva implícito un cambió de tremendas proporciones en el seno de la Iglesia. Dios sabe siempre qué hace, cómo lo hace, cuándo lo hace y por qué lo hace. Sus tiempos, los tiempos de Dios, no son nuestros tiempos. Es más, como decía Facundo Cabral: “desde cuando la obra tiene derecho a preguntar al Creador”. Pues eso… Dios hace lo que quiere y cuando quiere, y hoy quiere que Francisco diga lo que dice.
El Papa Francisco lleva calzadas las “sandalias del pescador”. No le gusta nada la moqueta. Quiere retomar la senda del mensaje troncal del cristianismo. Y ese mensaje siempre ha sido, es y será un mensaje duro y revolucionario, totalmente revolucionario y nunca un mensaje descafeinado, propio de los tiempos que corren. Francisco es hoy sucesor de San Pedro, y creo que es perfectamente consciente que puede acabar como Él. Lo tiene asumido.
Sus palabras y sus acciones no siempre van a ser comprendidas, especialmente, en la hedonista y trasnochada sociedad occidental, de la que formamos parte, y que ignora el hambre en el mundo y sus vergonzosos desequilibrios. Esa sociedad rica en proteínas sintéticas y grasas saturadas, pero rácana de espíritu, que intenta apartar y esconder a Dios y a los pobres, de sus pobres vidas. Me temo que la compleja maquinaria de los poderes fácticos de este estéril y mediocre post-modernismo verán a Francisco, como una amenaza seria para el “establishment” (como dicen los yanquis). A nadie le gustan los cambios y a los de arriba menos.
El Papa sabe que antes de cambiar el, de por sí ya duro y hedonista, corazón del hombre del siglo XXI, es la propia Iglesia la que tiene que cambiar y dar testimonio con el ejemplo para denunciar después, sin peajes ni ataduras, la pobreza y el abandono moral y afectivo que sufren millones de seres humanos en pleno siglo XXI .
Él va a seguir lanzando “peladillas” una tras otra. Unas gustarán más, otras gustarán menos. El camino del cristianismo está escrito, la ruta es clara. Pero como humanos que somos, cuando algo de la ruta no nos gusta, ingeniamos rutas alternativas, por aquello de los atajos, por aquello de “ir tirando” al margen de Dios… y de los pobres.
En una etapa donde, no sólo la crisis económica sino, lo que es peor, la crisis de valores y ética, la crisis política, sindical, empresarial, bancaria, monárquica, e institucional son la tónica general, el Papa Francisco, representa para los cristianos en particular y para el mundo en general mucho más que una bocanada de aire fresco. Siempre me gustaron las peladillas, por aquello del chauvinismo recalcitrante… y porque están buenísimas, también.
JORGE SEDANO DELGADO
CONCEJAL NO ADSCRITO