
El Partido Popular de Alcoy se niega a participar en el circo político de Compromís, PSOE y Guanyar en Alcoi
7 noviembre, 2025
El PAS Alcoi se impone al CE Lleida en Europa
8 noviembre, 2025El sol del mediodía bañaba las cimas de la Cruz de la Teixereta, en el término de Ibi, cuando un grupo de senderistas emprendía la ruta que bordea el parque natural de la Font Roja, uno de los enclaves más bellos y tranquilos del interior alicantino. Entre ellos caminaba una mujer de 78 años, amante de la naturaleza y habitual de esas excursiones, que aquel viernes 7 de noviembre jamás imaginó que su paseo acabaría en una operación de rescate aérea.
Eran alrededor de las dos de la tarde cuando la tranquilidad del grupo se rompió. La mujer comenzó a sentirse mal, se detuvo unos metros y, poco después, se desplomó. Sus compañeros, conscientes de la gravedad del momento, avisaron de inmediato al 112. Desde el centro de emergencias se movilizaron los bomberos del Consorcio Provincial de Alicante, junto con el Grupo de Rescate de Montaña y el helicóptero Alpha 01, especializado en intervenciones de difícil acceso.
El sonido de las hélices resonó entre los pinares minutos más tarde. Los equipos de rescate descendieron con precisión milimétrica en una zona escarpada y comenzaron a atender a la senderista, que presentaba síntomas compatibles con un infarto. Allí mismo, sobre la tierra pedregosa y con el viento levantando polvo a su alrededor, los sanitarios del SAMU le prestaron las primeras atenciones.
Una vez estabilizada, la mujer fue izada con cuidado a la aeronave. Desde el aire, la imagen era sobrecogedora: el helicóptero elevándose entre las montañas mientras el grupo de excursionistas observaba en silencio, con la angustia y la esperanza entrelazadas en sus rostros.
El operativo trasladó a la afectada hasta el Parque de Bomberos de Sant Vicent del Raspeig, donde una ambulancia la esperaba para su traslado urgente al hospital.
El suceso dejó tras de sí una mezcla de susto y admiración: susto por lo cerca que estuvo la tragedia, y admiración por la rapidez y coordinación de los equipos de rescate. Fue una jornada que recordó a todos que, incluso en los lugares más bellos, la montaña exige respeto y prudencia.



