Artículo de opinión de Pere Colóm
Hay personas con gran capacidad de trabajo pero sin tendencias a asuntos ajenos, otras, poseen verdadera vocación de servicio y existe otro grupo que es minoritario pero tan tóxico, que parece ocupar todo el espacio y no es así, pero se hacen notar por esa enfermedad llamada egocentrismo. El ser ególatra es una cualidad que puede ser innata, o bien, cultivarse con esmero. Un tipo de esas personas, posee ese virus y a pesar de ello, progresa adecuadamente, ya que a los efectos malignos de su enfermedad se le suman una gran capacidad de trabajo, amén, que una verdadera voluntad de servicio, pero, ¿cómo catalogar a aquellas personas que su única tarjeta de presentación es el diagnóstico de esa enfermedad, digna de diván?. Se valen solas para darse a conocer, no necesitan a nadie que les preceda con una presentación. Son los “Yo- Mi-Me-Conmigo”, los únicos pronombres personales que existen en su universo.
Es un tipo de flora peligrosa, ya que la hay que es venenosa y te provocan sarpullidos en la piel; en ocasiones pegajosa y viscosa y alguna incluso tiene espinas, hay gran variedad, y se la localiza en momentos y lugares concretos, en homenajes, en actos públicos donde haya prensa y alguna posible fotografía, en época de elecciones y en actos de cierta relevancia, aunque si ello implica perderse un día de asueto, ¡que nadie les espere!
Pero, hay una buena noticia para todos nosotros, parece ser que, “entre quien entre” en el nuevo ayuntamiento, después de estas elecciones, una de las sillas ocupadas hasta la fecha va a ser desalojada, desinfectada y libre para ser ocupada por un nuevo inquilino. ¿Quién entrará?, pues no se sabe, pero ¿Quién saldrá?. Hagan un ejercicio de imaginación, les costará poco. Les daré otra pista, su quehacer, el cambalache, su estilo, el trilerismo y su definición, trápala. Blanco y en botella amigos míos. Alguien que en vista de que su currículo no puede contener más manchas, opta por la retirada, dentro de la más profunda nocturnidad, olvidando que, después de haber utilizado la trampa y la usurpación, se debe, a unos cuantos votantes con más buena voluntad que otra cosa, y un grupito de amigos, amiguitos y palmeros que le conformaban el Chiringuito y que fueron engañados o abducidos, ahora resulta que, ni son merecedores de una despedida, seguida de un reconocimiento de su rotundo fracaso, fracaso como política, como persona y como amiga de los suyos. Era la última oportunidad de, si no de redimirse, al menos sacar un ápice de dignidad, pero claro, ese concepto es demasiado abstracto para alguien que únicamente conoce y utiliza la falacia y el embuste.
Con un currículo como el que presentaba nuestra referida, es vergonzante que nuestra sociedad, la alcoyana, haya estado soportando y sustentando con los impuestos a tamaña “personaja” (palabro inventado para que no se me acuse de ignorar la absurda tendencia del lenguaje inclusivo). Acabó la historia, y en ese aspecto Alcoy está de enhorabuena, pero, una enhorabuena de las grandes, esa señora que ha estado calentando la silla del salón de actos de la casa de todos los alcoyanos ha desaparecido y…cómo definirla en únicamente dos palabras, pues creo que no me alejaría de la realidad si la calificara de enferma y torticera.
Es de suponer que actuando como ha actuado, le habrán pesado y muchos, estos cuatro años de “porga”, como se dice en Alcoy, pero por una penitencia bien remunerada todo se da por válido, y no quisiera que ahora en pro de esa típica y manida frase de “todo lo he hecho por los alcoyanos”, la mentada señora se sintiese preocupada por no poder continuar luchando por nosotros. ¡No sufra señora por nosotros, nosotros nos alegramos y damos un aplauso, aunque no sea en su honor, sino porque se va!. Y…tenga muy claro que no se lleva ni el reconocimiento de los alcoyanos, ni mi respeto.
No hubiese sido correcto, si no me hubiese despedido de quién tantos momentos de hilaridad me ha proporcionado, por lo que recordando el título del cuento de Leopoldo Alas “Clarín”, -Adiós Cordera-
Desde mi cercano refugio, un saludo a propios y ajenos.
Pere Colóm