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21 diciembre, 2020La Audiencia de Alicante ha condenado a 11 años de prisión a un hombre de 41 años por abusar sexualmente de forma continuada de su propia hija durante siete años, en su casa de Alcoy.
Los abusos empezaron en 2009, cuando la niña tenía nueve años y se alargaron hasta el año 2016. Fue en ese momento cuando la joven decidió actuar y contar a su hermana menor la situación en la cual se encontraba sometida para pedirle que se lo comunicara a su madre, quien presentó la denuncia contra el acusado, de origen ecuatoriano.
En la sentencia, el tribunal de la Sección Primera considera probado que el padre de la niña aprovechaba los momentos en los que su mujer marchaba a trabajar, alrededor de las 05:30 horas de la madrugada, para introducirse en la cama de su hija con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales y practicarle tocamientos en los pechos y la vagina. A veces, el hombre llegaba incluso a masturbarla, a pesar de las súplicas de su hija para que la dejara.
El acusado negó los hechos en el momento del juicio, celebrado el pasado día 23 de Noviembre, y atribuyó la acusación de su hija al hecho que él era muy severo en la educación de sus tres hijos y que los castigaba con frecuencia cuando no hacían los deberes quitándoles el móvil. Además, el ahora condenado alegó que la intención de sus hijos era conseguir que sus padres se separaran. Así, según su versión, fue su hija quién contó a su mujer los supuestos abusos por miedo de que él le pegara, después de que el matrimonio tuviera que ir a recogerla en el vecino municipio de Ibi, al cual la menor había acudido en contra de las directrices de su padre.
Sin embargo, tanto la víctima como sus dos hermanos corroboraron los tocamientos durante sus respectivas declaraciones ante el tribunal. Y lo mismo hizo la mujer del acusado, quién aseguró que no tuvo conocimiento de los hechos hasta que la hermana de la víctima la informó de lo que pasaba. Así, explicó que a continuación habló con la psicóloga del colegio de su hija, quién le recomendó que denunciará a su pareja. A partir de las pruebas practicadas, el tribunal considera que la versión del acusado no es asumible después de reseñar que es difícil admitir que se formule una denuncia de tanta gravedad por el hecho que existirá «una educación severa y el deseo de la separación de sus progenitores». Además, incide en que los testigos de los hermanos de la víctima corroboran los abusos.
La sentencia condena al procesamiento a una pena de once años de prisión como autor de un delito continuado de abusos sexuales producidos sobre una menor de 16 años. Además, le impone el pago de una indemnización de 10.000 euros a su hija.